¿Por qué seguimos comprando ropa compulsivamente?
Lo hacemos... Sí. Y mucho. Tras el espejismo del consumo reflexivo que vivimos durante la pandemia del COVID19 -en el que entonamos el 'mea culpa' y nos dimos cuenta de que el ritmo de consumo exacerbado que teníamos no nos llevaba a ninguna parte- hemos vuelto a la velocidad del rayo a los viejos hábitos de compra; como si nunca nos hubiéramos planteado que otro tipo de consumo más responsable fuera posible. Y, hemos olvidado, a la misma velocidad, el mantra que nos repetíamos "no necesitábamos comprar tanta ropa". "No necesitamos comprar tanta ropa"... Pues parece ser que sí.
¿Qué ha pasado?
Nada especial. Actuamos como siempre lo hemos hecho, dejándonos llevar por el efecto que la moda causa en nosotros y que necesitamos sentir constantemente... Solo hay que ver lo primero que hemos hecho en el mismo instante que hemos recuperado parte de nuestra rutina. ¡Salir a comprar ropa en masa! Las tiendas están repletas de colecciones, una detrás de otra, ni siquiera tenemos tiempo para habituarnos a una cuando ya están azuzándonos para que compremos la siguiente. Todo va a una velocidad de vértigo, Y si eso es en tienda... ¡Imaginad los procesos en la fabricación y el uso de de materiales y tejidos!. Sin embargo, no escatimamos en salir a por más prendas 'actuales' para seguir llenando con ella nuestros armarios de piezas de dudosa creatividad sin saber, muchas veces, ni por qué, ni de dónde vienen, ni cuándo la utilizaremos... Sencillamente no nos detenemos a reflexionar.
Este modus operandi se ha acrecentado con las compras online. Solo hay que echar un ojo al último estudio sobre el 'Armario de los Españoles' donde 6 de cada 10 compra ropa cada mes, con un gasto medio personal de casi 100 euros. De hecho, según la OCU compramos el doble de ropa que hace 15 años y la usamos un 36% menos de tiempo... ¿Por qué seguir llenando el armario? me pregunto y más cuando el 70% desconoce qué está comprando, ninguno sabe ni de qué materiales están fabricadas ni cuál es su procedencia. Aquí es donde el Marketing Emocional, que tanto utilizan las marcas de moda, el buscar inspirarnos, el sentir que nos sentiremos mejor con esta u otra prenda nos hace caer, una y otras vez en compras compulsivas, buscando... ¿Algo mejor en nuestras vidas?
¿Y cómo nos influye emocionalmente la compra de ropa que no usamos?
La moda expresa todo lo que sentimos, lo que deseamos, lo que nos gustaría ser... La moda es lo primero que nos hace sentir bien y lo primero que podemos cambiar de nuestra vida cuando esta falla porque ni requiere de un gran desembolso, ni de un gran esfuerzo...
¿Sabes por qué seguimos cayendo una y otra vez en este consumo masivo de ropa aún sabiendo que no es sostenible?
Compramos por emociones. Nos dejamos arrastrar por el momento que vivimos y buscamos soluciones rápidas que nos hagan olvidar nuestra rutina. Por eso en momentos de crisis es a lo que más recurrimos para devolvernos el ánimo o escapar de nuestras vidas.
Un consumo excesivo nos marca el estado de la sociedad .
Podemos decir que es algo intrínseco a los valores de esta sociedad que escapa, huye de su realidad, busca satisfacción inmediata y olvida todo lo que supone comprometerse o actuar.
Es lo que llamamos Capitalismo Emocional: utilizamos nuestras emociones cómo catalizador y nos dejamos llevar por el efecto que la ropa causa en nosotros. La apariencia inmediata; el deseo de poseer sin pensar. Este comportamiento social nos evoca a una decadencia de valores en el que consumir es un acto reflejo sin ética ni consciencia de por medio.
Y eso tiene un coste...
La moda es sostenible, lo que no es sostenible es la producción en masa y el consumo exacerbado que hacemos de ella
¿Sabías que el sector textil emite un 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales? Y lo más curioso es que la implantación masiva de las compras online -otras vez sin responsabilidad- contribuyen a aumentar las emisiones de CO2 en un escenario amenazado por el cambio climático.
¿Hay soluciones? Seamos realistas: a corto plazo NO. Hay mucho trabajo por hacer y marcas que ya lo estamos haciendo pero, mientras comprar moda sea sinónimo de dar salida a nuestras frustraciones, buscar respuestas inmediatas no hacerse preguntas o de necesitar cambios... En definitiva, puro consumo emocional pues la situación no pinta bien.
Porque aunque oigamos y leamos constantemente sobre la implantación del consumo responsable en la moda, lo cierto es que queda mucho por hacer. Y lo primero es entender por qué caemos en estas compras compulsivas.
Pero ¡Seamos positivos!
Podemos revertir este déficit de valor hacia lo ético y hacer que repercuta a uno mismo. En Soul Jackets lo estamos haciendo
¿Os ha gustado? Comentadnos, nos encanta saber vuestra opinión. Y podéis seguir todo este trabajo ético y consciente de poner la moda en primer plano también desde nuestro IG.
Si os habéis quedado con ganas de más, en los próximos post os iremos desgranando, paso a paso, todo este proceso de inmersión en la moda sostenible. Hoy queríamos partir desde la raíz y responder a esas preguntas claves: por qué compramos moda, que nos inspira y por qué es tan difícil cambiar nuestros hábitos.
¿Crees que ya tienes la respuesta?